Por Álvaro Santi
Tarólogo y escritor
Los Ángeles pueden ser descritos como fuerzas luminosas de la existencia conectadas con nuestra dimensión divina. Son considerados como seres de gran pureza destinados a vincularnos con la espiritualidad. Los ángeles han sido representados como bellas criaturas aladas aunque muchas personas los han visto como luces blancas deslumbrantes.
La palabra ángel surge del término griego “angelos” cuyo significado es mensajero. Así como las alas con las cuales se les suele representar simboliza la celeridad con la cual llevan los mensajes del cielo a la humanidad el halo o aura de luz blanca se refiere al origen divino que los caracteriza.
Cuando invocamos la presencia de estos benévolos seres comienzan a surgir una serie de pistas, señales y sincronías que manifiesta su intención de colaborar con nosotros.
El ejercicio que describo a continuación te acercará a la energía de los ángeles y a la posibilidad de obtener sus orientaciones y asistencia.
Lo primero que deberás hacer es destinar un rincón de tu casa para montar un altar dedicado a los ángeles. Consigue un mantel o pañuelo limpio y de color claro (blanco, celeste, rosa, etc) que ubicarás sobre una mesa. Esta es la base de tu altar. Allí vas a poner una vela de color blanco o celeste, una copa con agua, una estampita con la figura de un ángel (opcional), un incienso de tu agrado y un ramillete de flores en un florero o frasco con agua. Escribirás frente al altar una carta dirigida a tus ángeles en la cual solicitarás asistencia espiritual en el área de tu interés. Por ejemplo, puedes pedir a tus ángeles conseguir una mayor armonía en tu área laboral, sobre todo si el ambiente con tus colegas se presenta de manera hostil y competitiva o puedes solicitar una orientación con respecto a algún asunto confuso. Las señales de parte de los ángeles pueden surgir dentro de una conversación con otra persona o a través de tus sueños. En el momento que ocurra lo sabrás.
Cuando tengas tu carta lista vas a encender la vela y el incienso, la leerás en voz alta y la dejarás sobre el altar. Luego de 22 minutos apagarás la vela sin soplarla y no la volverás a encender hasta el día siguiente repitiendo lo anterior. Así lo harás durante siete días seguidos procurando cambiar diariamente el agua del vaso y las flores.
Realiza esto con mucha fe y tu petición no se hará esperar mucho tiempo.