Por Cristián Sarmiento
Canalizador espiritual /www.cristiansarmiento.webnode.cl
Cuando tienes la bendición de adquirir una casa o un sitio, surge el desafío de adornar, amoblar, crear ambientes, trabajar en el jardín y todo lo que implica un nuevo hogar. Este nuevo espacio, también podríamos considerarlo con Conciencia, sí, conciencia, salvo que esta última es ilimitada y un espacio físico no. En la conciencia disponemos de un lugar donde la creatividad se transforma en dedicación, entusiasmo y motivación para generar algo positivo para nosotros, nuestra familia y nuestro entorno más cercano.
Y aunque te parezca extraño, este proceso de habitar el espacio de la conciencia, implica que hay grandes y pequeños detalles que atender; hay diferencias de opiniones que subsanar; surgen nuevas ideas que deben combinarse para generar las condiciones que estamos buscando. En suma, hay que realizar una itinerante coordinación para que el hogar de tus sueños se convierta en un “santuario” o en el “hogar de toda la vida”. Así también es la conciencia, momento a momento, segundo a segundo, se modifica en diversas estructuras y formas para crear un entorno en el cual nuestra vida se vuelva armoniosa y sustentable. La conciencia está ahí, como “telón de fondo”, tal como una gran pantalla del cine.
Esta conciencia tiene múltiples atributos uno de los cuales es que nos otorga el gran regalo del “libre albedrío”, esto es, que no hay nada específico que debas o tengas que hacer, sino someter sincera y honestamente a un escrutinio personal: ¿Qué quieres hacer?, ¿qué quieres compartir?,¿qué tiene valor para ti?, ¿qué te gusta hacer? Preguntas que no son sencillas de responder, ¿por qué?
El principal valor que nos otorga el fenómeno de la “expansión de conciencia” es que somos concientes de nosotros mismos, es investigar la fuente de nuestra intención y voluntad; descubrir los arquetipos que armonizan el equilibrio de los opuestos complementarios y que sirven de guía o brújula para nuestra experiencia planetaria.
La conciencia no te obliga, ¿cómo podría? Tus guías tampoco te obligan, sino que apoyan orquestando situaciones para vivir el “darse cuenta” de lo que estamos construyendo, de la repercusión hábitos y valores diarios y, por sobre todo, de nuestra relación con el entorno o “lo que hacemos para los demás”. El destino no apremia el libre albedrío, eso es esencial de comprender, más bien, a través de crisis, mensajes, simbologías, sincronías, entre otros, nos empujan a despertar del sueño de la individualidad…quizás la principal ilusión.
“Sacar de la mente” o “aterrizar” el cúmulo de ideas y pensamientos que mantenemos es importante. A este proceso, lo conocemos como “arte” o “diseño del pensamiento”; pero no desde el punto de vista del miedo a innovar o la evaluación netamente económica, sino impulsando tu estado sentimental, investigando qué logra motivarte y dejando de lado los impedimentos de tiempo y dinero. “Arte”, es tomar un lápiz y un papel y contemplar tu ser, tu intimidad, tu silencio amplio y bajar información. ¡Vaciarte!
No te apures, no hay apremio, estás comenzando a ser conciente de tu propio destino, de la energía que hay tras un pensamiento, algo que está absolutamente incrustado en tu consciencia ¡Confía en ello! Despertar tu arte es similar a despertar tu conciencia, es expresión libre de tus convicciones e intereses, de tu Yo colectivo.