Por Boris Gálvez Llantén
Director Instituto Prana Kine, Viña del Mar.
Autor de “La danza del águila: mensajes de un dietero”
Hoy en día los seres humanos hemos estado en una constante duda existencial. Nos preguntamos y aproblemamos, muchas veces, ya que no encontramos respuestas básicas sobre la encarnación terrenal. Estas preguntas van desde el quién soy, de dónde vengo, hacia dónde voy, qué pasa después de la muerte, etc. Pero todas generan la neurosis y una pérdida del “camino” que nuestra alma ha trazado.
Al reflexionar sobre la existencia, me ha llegado la idea de las “raíces”. Un árbol necesita raíces para poder sostener su energía. Eso mismo nos pasa como seres humanos. Por ende, debemos preguntarnos cuáles son nuestras raíces como seres vivientes dentro de una cultura y sociedad. Muchas veces nos olvidamos de nuestras raíces, y creemos sólo lo que nos dicen el entorno, la familia, medios de televisión, redes sociales, amigos, etc. Este letargo constante hace que no podamos entender nuestra esencia y nuestros saberes ancestrales. En consecuencia, si no volvemos a nuestras raíces nunca podremos responder las preguntas existenciales que nos envuelven en algún momento de nuestra vida.
La planta conoce su raíz, vive con ella y la recuerda constantemente. Su raíz es su base para poder crecer en la vida “física” y gracias a ésta es que puede comunicarse con otros árboles y recordar constantemente el mundo vegetal.
Esta comparación simula lo mismo que debemos hacer los seres humanos. Recordar nuestras raíces, y no sólo remitido al árbol genealógico, sino que viajando en el tiempo y espacio, recordando que nuestros antepasados son nuestra base;desde los pueblos originarios, los animales, los vegetales, los minerales, etcétera.
Muchas veces, buscamos y buscamos por que desconocemos nuestras raíces, pero si desde pequeños nos educaran sobre nuestros antepasados y la fuerza que tienen en nuestras células, no tendríamos la neurosis e histeria que tenemos como seres “modernos”. Nos hemos perdido en el camino de las raíces, de nuestra verdadera esencia, de nuestros linajes espirituales.
Es así como debemos caminar para encontrar las raíces, ya que gracias a este encuentro podremos generar consciencia hacia nuestra alma y reconectarnos con las otras raíces que están reconectándose con la fuente universal.