Por Valeria Solís T.
En Chile, veníamos asimilando lo que era el dolor atragantado de vivir para hacer vivir a un sistema miserable, indolente, que sólo ve estructuras y no personas cuando se nos vino encima un virus que a muchos, les ha resultado demencial. No se detuvo el mundo, no se detuvo la tierra fértil, se detuvo este sistema inhumano en el cual estamos viviendo. No nos confundamos. Hoy salieron a la luz las grandes miserias e ignorancias, pero hoy también salieron a la luz las grandes creatividades de los seres de nuestra especie.
Sí, el problema es de nuestra especie, pues las otras, los pumas, cóndores, delfines, monos, pájaros, bichitos han salido después de siglos de sus confinamientos donde nosotros los teníamos apartados, castigados, encarcelados.
¡¿Qué nos creímos?!
El aire ha cambiado, el aire es más limpio, el mar es más limpio, los ríos son más limpios. ¡Bendita Greta! nos convocó, nos gritó, nos reto y nada, poco y nada, no podíamos ver, no podíamos comprender cuanto daño le hacíamos al resto del planeta.
«Chile despertó» gritamos por este lado desde octubre, pero el planeta entero debía despertar y muchos, muchos lo han podido hacer en estas semanas. ¿Cómo? desde el dolor, desde el miedo, desde la incomodidad, pero ¡¿cómo esperábamos despertar si cuando fue amablemente nunca escuchamos el aullido de la tierra?, ¿cómo despertar si entre el bullicio no somos capaces de escuchar la vibración sutil de la Tierra?
Varios lloran y reclaman estar confinados en sus casas, ¡dios!, ¿de qué nos perdimos por tantos milenios? Todos trabajando, actuando, creando, inventando para nuestra casa, para nuestro hogar individual, familiar y colectivo y cuando estuvimos ahí, reclamamos, ¿por qué lo reclamamos? Porque era mentira, ¡era un gran mentira!
Mis querid@s lectores, estamos frente a tremenda oportunidad que nos da la vida a través de este bichito que ni lo vemos con los ojos. Es la oportunidad de ver más allá, de reordenar nuestros valores, de reordenar nuestras prioridades, apuestas, impulsos, vibraciones. ¡Sí podemos! salgamos de ese escenario tullido que no nos permite ser y hacer lo que vinimos a hacer, de ser humanos.
Incorporemos lo que olvidamos en el camino, que mi vida y la tuya pueden convivir en un mismo espacio, porque nadie, nadie está por sobre otro, que mi vida y la tuya surgen si te veo y me ves, si te escucho y me escuchas, si te respeto y mi respetas y así, al resto de las especies.
Este planeta no es de humanos, ¡es de todos!, integremos creativamente la invitación de vernos y cuidemos a todos. Esto es tan simplemente profundo, es terminar con los abusos desde tu vida a ti mismo, hasta los otros de tu especie, hasta las otras especies; es terminar con el individualismo ignorante y ciego; es terminar con la falta de generosidad que nace del miedo; es terminar con la falta de conciencia de que nacimos, ¡todos!, para experimentar la vida y eso, nadie, nadie, nadie te lo puede arrebatar.
L@s abrazo mis querid@s magos y magas, nos espera una nueva Tierra.
Gracias pachamama por tu paciencia infinita…