Por Valeria Solís T.
Terapeuta energética, Escritora, Periodista (UDP)
Directora Mirada Maga y Mirada Maga Ediciones
Cuando estamos en momento de transformación, queda en evidencia los grandes dones y las grandes sombras individuales y colectivas. Es así como hemos vivido este años 2020, cuando los dogmas y lugares comunes que nos acompañaron por años empiezan a caer y al mismo tiempo, toman su lugar en el mundo los nuevos brotes, las nuevas miradas, ideas y estilos de vida. Pero no es un tránsito del todo fácil. A veces caemos en la angustia de ver cómo lo que ya no sirve se aferra al presente y no lo suelta, ¡no lo quiere soltar!
Much@s han experimentado sus propios cambios y al sentir que no se trata de despertar y amanecer en una vida nueva se les provoca angustia, desazón, ansiedad e incredulidad, pero, al pasar los días, si nos conectamos con la fe en el proceso de aprendizaje y de maduración, todo empieza a tomar forma como una nueva realidad.
Si se observa este proceso en un solo individuo es más simple palparlo, pero a nivel colectivo, muchas veces, parece que nadamos en el caos y, de paso, todo pareciera ocurrir tan rápidos y en tantos frentes distintos.
Sólo decir que sí es posible avizorar esa nueva Tierra, sí es posible intuirla para que vaya tomando forma. Sin embargo, necesitamos estar despiertos y despiertas, no perder la conexión con la existencia y, reguardar nuestras energías cuando sea necesario, salir a las calles cuando sea necesario, hablar a viva voz cuando sea el momento, callarse, cuando sea oportuno.
Aprendamos a escuchar y respetar nuestro ritmo vital y así seremos parte, sanamente, de la transformación de lo colectivo.
L@s abrazo, ¡nos merecemos lo mejor!