Por Álvaro Santi
Tarólogo y Escritor / @mundopsiquico
Realmente creo que no hay muerte. Cada persona que muere continúa viviendo en nuestro inconsciente, en nuestro recuerdo, en nuestro corazón, en la experiencia que tuvimos al relacionarnos con ellos. Incluso, en algunos casos su esencia perdura de manera tan concreta como ocurre con la información almacenada en nuestro ADN.
Pero no siempre tenemos la posibilidad de cerrar el vínculo con alguien que abandona este plano. Hay veces en las cuales el orgullo no nos permite reparar una relación dañada, en otros casos se trata simplemente de la costumbre de postergar una manifestación amorosa o incluso enredarse en la necesidad de más tiempo para recorrer un proceso sanador con el otro.
Si no lograste concluir satisfactoriamente tu relación con alguien que ya partió y sientes que eso te impide continuar normalmente con tu vida puedes intentar con la siguiente ficción liberadora, que una parte de nosotros aceptará sin cuestionamientos racionales.
Ejercicio:
Consigue una paloma blanca. La pondrás en una caja de madera o cartón que tenga una puerta. Preocúpate que cuente con un espacio abierto que le permita al ave respirar con tranquilidad. Pega en la caja una fotografía de aquella persona que ya no se encuentra viva y con la cual desees resolver temas pendientes.
Reserva un día completo para hacer aquello que no lograste hacer con esa persona cuando estaba viva, por ejemplo: ir a un parque de diversiones, visitar un museo, invitarla a comer, mostrarle tu nueva casa, mostrarle tus logros, contarle tus experiencias, etc. Para ello deberás imaginar que la caja con su foto y la paloma al interior representan a ese ser querido. Cuando se trate de visitar lugares, ve con la caja, si necesitas expresar o aclarar algo dirígete a la caja mirando la foto.
Al finalizar la jornada ve a un cerro (si no cuentas con un cerro cerca puedes ir a la azotea de un edificio alto) ubica la caja junto a tu corazón, cierra los ojos y expresa todo tu amor. Puedes hablarle en voz alta o simplemente sentir el afecto que en el fondo los une. Despídete de esa persona diciéndole que «a pesar del acto de cierre y liberación que estás haciendo vivirá para siempre en tu corazón». Después de esto abre la puerta de la caja y espera que la paloma salga de allí hasta emprender el vuelo. Imagina cómo al alejarse el ave te desprendes de todo lo que estaba pendiente entre ustedes dos.