Por Valeria Solís T.
Directora Mirada Maga Ediciones. 

En una pequeña e iluminada habitación nos sentamos frente a frente con Paulina. Era el año 2011 y yo me encontraba elaborando mi libro “Saborear las guindas…” envuelta en interrogantes, entusiasmo, dudas. Uno de los grandes misterios en los que quería profundizar era sobre la vida después de la muerte. Leí, conversé y entrevisté a varias personas consideradas médiums o canalizadores, cada uno de los cuales me aportaba más información o coincidía con lo dicho por otro. Pero ese día de otoño, yo viviría una experiencia que me marcaría hasta el día de hoy; mi vida cambió y comprendí de paso el valor del testimonio:

“…Paulina me pregunta si necesito contactarme con algún ser querido en particular. Yo le digo que no, pues en ese momento pensaba que los seres queridos que ya no estaban acá no tenían una particular cercanía conmigo, y que por tanto, no podía imaginarme quién quisiera decirme algo.

Me pidió que cerráramos los ojos y que nos contactáramos con el universo infinito para iniciar este acercamiento. Luego abrimos los ojos y ella de manera muy natural me dice que hay varias personas que me quieren hablar. Yo me muestro sorprendida y curiosa. Paulina me dice que hay una mujer de pelo corto, delgada, que le muestra unos pollitos amarillos, me dice que es de la ciudad y no del campo, y que insistía en mostrarle los pollitos. Me cuenta que la mujer está como una niña chica, llena de alegría por el hecho de que yo estuviera ahí y que ella pudiera contactarse conmigo. Esta mujer estaba feliz de poder contarme cómo era el lugar donde ella estaba.

En silencio, pensé en una persona, pero al mismo tiempo no podía creer que fuera ella.

Paulina me siguió describiendo características de la mujer cuando estaba viva para que yo pudiera reconocerla, hasta que termina diciéndome que estaba muy feliz de que yo haya acompañado siempre a mi padre.

Me emocioné. Mi abuela había muerto cuando yo tenía 6 años, y prácticamente no tenía muchas imágenes de ella.

Le digo entonces a Paulina: ¡no son pollitos; son canarios!

Reímos.

Luego me describió el lugar donde mi abuela estaba, me hablaba de un lugar, un paisaje que yo no podría imaginarlo. Me aclara a través de Paulina, que en vida ella era agnóstica y que de haber sabido que la muerte era “esto”, hubiera actuado de otra manera. Luego me dice que está “remando”. Yo le pregunto a Paulina si no querrá decirme que está fluyendo, evolucionando o algo así.

Paulina me dice que mi abuela le explica que “allá” ellos están aprendiendo, que tienen trabajos que hacer, pero de una manera distinta. Luego me dice que está con mi abuelo (el murió cuando yo tenía 23 años) es decir, que se volvieron a reunir ¡después de 17 años!

Paulina me explica que como canalizadora lo que ella puede ver son luces de los seres queridos de uno, pero que ellos se muestran cómo eran en vida para que uno los reconozca, entonces me explica que mi abuelo es más luminoso, que no lo podía ver, y no podría describírmelo. Yo le digo que no importa, que le creía lo que ella me decía. Luego me dice: ¡se acercó y está tomando tu mano! Me lo describió físicamente, tal cual como yo lo recuerdo hasta hoy.

Paulina me dice si quiero preguntarles algo. Yo no tenía palabras. Estaba muda de emoción, impactada. Luego les dije si querían enviarle un mensaje a mi papá. Y me enviaron un esperanzador y amoroso mensaje.

Luego Paulina me dijo que había imágenes muy rápidas. Me puse inquieta y le pregunté de qué se trataba. Y me dice que como un proyector están mostrándome pasajes de mi futuro y me describe algunos de esos pasajes que alcanzó a captar. Sin duda un regalo maravilloso que me reiteraba la idea de la inexistencia del tiempo.

Después le pedí a Paulina si podía pedirles un símbolo físico para yo sentirlos cerca, que yo necesitaba algo físico que los simbolizara. Mi abuela me dijo que me consiguiera un rosario. Yo de inmediato exclamé sorprendida. Y me dice que “¡sí, un rosario!”, como si me escuchara al instante (ya no tengo dudas que estaban ahí a mí lado), y agrega que ahora entendía el significado del rosario y que era muy hermoso. Y luego vuelvo a espetar ¡” pero si yo no sé leer un rosario!” Y Paulina vuelve a responder al segundo, que mi abuela le decía que no era necesario leerlo, bastaba con que lo tuviera cerca de mí, pues así yo estaría en contacto con ella.

…Paulina me pregunta si me parece que los despidiéramos. Yo le digo que sí. Y me dice: ¡espera te están haciendo un regalo! Yo la miro extrañada y me describe que ellos me estaban rodeando de luz, flores y libros”. (Extracto del libro “Saborear las guindas. Experiencias de sanación espiritual” Ed. Planeta Sostenible)

Paulina Kausel es psicopedagoga de profesión, pero desde principios del 2003 ha construido un camino vinculado con las canalizaciones de seres queridos, maestros o guías, siendo hoy la representante en Chile de ISF (The International Spiritualist Federation, Reino Unido), y para muchos es reconocida por su destacada participación en programas de televisión abierta con experiencias conmovedoras.

“Hace poco más de diez años fui a Estados Unidos a buscar experiencias profesionales relacionadas con la psicopedagogía y un día dije: Qué ganas de asistir a algún servicio (religioso) un día domingo, y empiezo a buscar y encuentro un centro de espiritualismo (church of spiritualism), veo la dirección ¡y era en mi mismo barrio! Me metí a la página web y todas las creencias que yo tenía estaban puestas ahí, entonces partí a este centro obtuve instrucción con ellos”. Era el año 2008.

Tú hablas de canalización de seres queridos, no de mediumnidad…

-Cuando en Chile empecé, por opción propia pensé en la palabra “canalización” para dar a conocer este tipo de acercamiento con nuestros seres queridos que han partido. Uno es un canal, un puente, que puede ser de diversas entidades. Unos pueden ser de maestros superiores, seres queridos, ¡es muy amplio! y creo que puede haber mucho más. Yo me especializo en seres queridos y guías espirituales cuando aparecen.

¿Cómo llegas a canalizar por primera vez?

– Obtuve instrucción en este centro espiritual en Boston. Cada vez te vas acercando más. Hacíamos diversas prácticas, entre ellas mucha meditación. La meditación es muy importante para los encuentros espirituales que realices. Yo recuerdo perfectamente mi primera canalización. Fue la hija de una mujer que había fallecido en un accidente.

¿Cómo experimentas la canalización, lo sientes físicamente, te lo imaginas, lo ves, lo escuchas?

-Veo, siento y escucho. Todo va pasando frente a mí y se lo voy traspasando a la persona que está conmigo (consultando). Una vez que ya estás canalizando, a medida que vas avanzando, perfectamente puedes distinguir lo que es tu pensamiento a la información dada por una canalización.

¿La primera vez que canalizaste te dio susto?

-No, por eso es tan importante la introducción al espiritualismo, porque sabes que nada pasa. Cuando haces una canalización, ya sabes que nada te va a pasar, si hubiera un riesgo no la haríamos.

¿Solo canalizas seres queridos o has podido ver maestros o guías?

-También, también. Hay diferentes entidades espirituales, unos son ángeles, arcángeles, guías, maestros. Todas son entidades distintas entre sí. Un ángel por ejemplo, no es un niñito que falleció y se transformó en angelito. El niñito es niñito, es un alma, que en otra vida puede haber sido adulta y esa alma sigue siendo alma y nunca va a ser un ángel. Hoy canalizo seres queridos, guías y maestros. Muchos de ellos se encuentran en el plano astral, que es el siguiente al plano terrenal donde nos encontramos ahora.

¿Cómo vives esta vinculación espiritual en tu vida cotidiana?

-Mi vinculación es constante. Si ya me quiero conectar directamente me tengo que sentar, pongo mi intención, y ya está. Yo no me realizo canalizaciones a mí. Me conecto en un sentido más meditativo. Las canalizaciones son más bien para los otros. Siempre me siento acompañada y ¡sé que estoy acompañada! Es algo que me acompaña constantemente. Me siento conectada y que no estoy sola.

¿En cada canalización aparece un ser querido o varios?

-Pueden ser varios. Cuando viene una persona que está sufriendo por un ser querido en particular, a veces uso más tiempo en esa comunicación.

Con tu experiencia, ¿cómo explicas la muerte?

-La muerte no existe, es un estado, es como cambiarse de zapato, dejas ese cuerpo, enfermo, doloroso, y tu alma sale, se expande, te sientes bien. La muerte es una transición que tiene que ver con la evolución, no es que tengamos que morir para encarnar como objetivo, sino que pasamos a espíritu y seguimos evolucionando y si decidimos volver nuevamente para tener otra experiencia, ¡volvemos! Pero mientras estamos en espíritu seguimos evolucionando y trabajando, pero sin cansancio, sino en bienestar, en alegría, y es ahí donde nuestra mente queda chica, porque es tan amplio. Me han dicho “ni siquiera te imaginas lo que estoy haciendo acá”, porque no es imaginable para la mente humana y eso es válido para todo ser humano, porque estamos todos bajo la misma condición. Entonces vemos cosas visibles o conocidas para nuestros ojos, no voy a ver un color que nunca he visto en mi vida por ejemplo.

La muerte es un cambio de estado y además es superior y mucho mejor que el de nosotros.

-Uno nunca deja de aprender y he visto personas que están sufriendo mucho, y hay toda una familia muy afectada (en torno a la muerte de un ser querido). Uno puede llorar y es bueno hacerlo, no reprimirlo, pero también hay que soltar y aceptar que la persona dejó este espacio físico, pero lo hermoso es que sigue viva en un plano más sutil, trabajando en su progreso espiritual.

A todos nos puede traumatizar una muerte trágica y uno de los sustos que puede tener una persona es que un familiar, un hijo muera dolorosa o trágicamente, ¿qué pasa cuando uno muere?, ¿a dónde se va?

-Es una experiencia individual, se ha visto que se pasa por un túnel, llegas a ver la luz, incluso las experiencias del túnel que me han tocado muchísimas (éstas son de personas que realmente no han experimentado la muerte ya que han vuelto), ven algo parecido, a pesar que no es lo mismo para todos. Sin embargo, la gran mayoría de las personas experimenta sensaciones de bienestar, paz y alegría al reconocer a seres queridos que han partido. Al momento de desprendernos del cuerpo físico, pasamos por una fase de aceptación de la muerte. Sin embargo, se observa bienestar al entrar al otro lado. Si tú me preguntas, yo veo la “muerte” como un cambio de estado al cual no hay que temer.

¿Hay estados intermedios, como el purgatorio?

-Sí, puede haber estados intermedios dependiendo de las personas y el tipo de muerte. El que haya estados intermedios es natura y normal. Cuando mueres, tu conciencia es la que te acompaña, es la nunca se va, y ahí vas evaluando de acuerdo con tu aprendizaje.

¿Dentro de la instrucción o de la práctica sabes que las energías oscuras no entran?

-Yo sé que estoy protegida. La vibración que llega es la misma o parecida a la en que yo trabajo, que es de luz. No entran entidades oscuras. Es una certeza. Ahora cómo llegué a esa certeza, de partida dentro de las leyes universales que hay, está la ley de reciprocidad, donde sabes que solamente vas a atraer la energía que tú eres.

¿Cualquier persona que trabaja su nivel vibracional podría ser canal?

-Todos tenemos el potencial para ser canal, sin embargo se requiere mucho más que meditar para llegar a ser un canalizador. Al meditar ya estás elevando tu vibración y podría ser un buen comienzo. Para ser un atleta te haces deportista; para ser canal te haces espiritual y eso se vive, no se hace. Es desarrollable.

¿Los seres en espíritu están acá cotidianamente con uno o solo cuando uno está en estados especiales de meditación, silencio?

-Ellos están siempre con nosotros, cuando reímos, lloramos, en nuestro trabajo, en fin. Siempre nos acompañan aunque no estemos conscientes de esto, claro que ellos también están evolucionando. Ellos pueden hacer varias cosas al mismo tiempo y estar en varios lugares a la vez. Recuerda que el espíritu es energía. Podría no tener ni principio ni fin, pero es y está.

¿Te han mostrado o has preguntado cómo es el otro lado, lo que llaman el paraíso, cómo lo ves tú?

-De las cosas que he visto, han sido escuelas, los sonidos de la música son diferentes, más puros, hay matemáticas e intelectualidad, así es que a los que no les gustan las matemáticas están fritos, van a reprobar (risas). Los colores son más brillantes y dependiendo de la canalización, puedes ver si la persona está en una escuela de música u otra cosa; hay paisajes también, los paisajes son muy bonitos, mucha luz, incluso a veces se ve la noche, pero es una noche muy linda, con estrellas bonitas, mucha vegetación, montañas, mar. En el fondo, lo que muestran es que es un paralelo de la tierra, pero mucho mejor.

¿Piensas que como sociedad estamos todavía muy al debe, de que la muerte siga siendo un tema tabú y que nos muestren solo una cara de la moneda bastante antojadiza?

-A mí me encanta poder difundirlo desde este lado, porque se habla mucho como si fuera todo tenebroso, de que quedan muchas cosas pendientes, entonces así no estás tranquilo. Ahora, cuando las personas que me ha preguntado por qué se les han manifestado los seres queridos, todos los espíritus han respondido que “están demostrando compañía y que los quieren”.

¿Y qué ocurre en el caso de la presencia de un ser en espíritu más permanente en algún lugar?

-Cuando un espíritu necesita ayuda te darás cuenta porque al cabo de meses sigue tocando la puerta, y no para, y suena y suena, pero son casos extremos. Y si por ahí a alguien le toca que hay un espíritu que se está mostrando excesivamente a lo largo del tiempo, se le puede ayudar, pidiendo por él, orando, diciéndole que está todo bien, que vaya a la luz. Le pueden hablar con claridad y decirle: “está todo bien, anda, acepta”.

Ahora, no es una manifestación de que un día te fue a ver tu papá o que soñaste con él, pues todo eso está muy bien y es muy normal.

¿Qué aconsejas para vivir un duelo?

-Llegar a la aceptación de que ese ser partió y que está en un viaje. Hay que permitirse sufrir, es normal llorar, y no piensen que por estar llorando están reteniéndolo. Pero hay que aceptarlo y apoyarse en terapias o amistades, porque el dolor está. Y comprender que los seres queridos están con nosotros y que nos están acompañando, que es lo más importante.

Actualmente Paulina Kausel realiza talleres de acercamiento espiritual y la vida más allá, en donde las personas experimentan acercamiento con sus seres queridos que han partido (talleres@paulinakausel.com).

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