Por Marcela Contreras
Terapeuta holística / www.espacioshanti.cl
Independiente de nuestras creencias, religión o nivel social, todos queremos ser amados. El amor, es igualmente importante para hombres y mujeres, así no es raro ver a muchas personas que pasan de una relación a otra, buscando su alma gemela o, por lo menos, ese ser especial con el cual compartir los momentos.
Pero en esta clásica búsqueda, se cometen muchos errores, como por ejemplo, mantener relaciones dolorosas, con el único fin de no estar solos o cuando no podemos “encontrar” el amor, no se ve que el problema suele estar en nosotros mismos.
Solemos estar erróneamente convencidos de que sólo existe un alma gemela para cada ser humano y que nacimos para amar a una sola persona, quien, a su vez, nos amará a nosotros. Será alguien que comparta todos nuestros intereses, que nos quiera tal como somos y que haga que nuestro corazón se sienta desbordante de amor. Lo más curioso es que muchos damos por sentado que seremos capaces de reconocer a esta “alma gemela” desde el principio, ya que si no fuera así, estaríamos condenados a pasar el resto de nuestra vida junto a quien ocupa el segundo o tercer puesto de nuestra lista. Algunas personas dejan pasar docenas de potenciales parejas y se condenan a sí mismas a años de frustración y soledad, mientras caminan y caminan buscando un mito… Otras viven con un permanente sentimiento de añoranza, creyendo que su alma gemela es alguien que dejamos en nuestro pasado o peor aún, está al otro lado del mundo.
La idea de que sólo existe un alma gemela para cada persona y que es necesario salir a “la caza del hombre o mujer ideal”, son dos de los mitos románticos más destructivos que suelen ocurrir. ¿Cómo podemos pensar que Dios ponga nuestra alma gemela al otro lado del mundo, privándonos de su amor?
Existen en realidad cientos de almas gemelas potenciales, esperándonos en cada ciudad, ocupación y grupo social, personas capaces de colmarnos en los planos espiritual, emocional y físico. Aún así, muy pocas personas parecen tener conciencia de aquello y con frecuencia obstaculizan la llegada a su vida, del amor que sueñan, por hacer una interpretación errónea del mito del “alma gemela”, muchas veces piensan que debe ser prácticamente un clon de uno mismo, compartiendo los mismos gustos, religión, etc. Pero la finalidad de una pareja no es convertirse en un espejo nuestro. También hay otras personas que buscan a alguien “perfecto”, sus expectativas son tan altas, que es imposible que exista un ser mortal que pueda satisfacerlas y lo más divertido, es que por ley de correspondencia, cuando encuentran a esa persona que creen “perfecta”, ésta los rechaza, porque esa persona también busca su “persona perfecta”.
Para la mayoría de nosotros, las dificultades románticas no terminan en el momento en que encontramos un alma gemela. De hecho, no hace más que empezar la historia. Una vez que hemos establecido una relación de compromiso, comienzan a aparecer conflictos que nunca imaginamos en la primera etapa. Existen personas que desaprovechan años de su vida intentando cambiar a su pareja, para convertirla en el alma gemela de sus sueños. Lo importante es tener presente que cada persona que se convierte en nuestra pareja, está aquí para enseñarnos una o más lecciones importantes y viceversa y estaremos junto a esa persona, hasta aprender esa lección. Por lo tanto, tienen una misión que cumplir, ayudarnos a crecer, sanar, descubrir nuestra fuerza interior o el verdadero sentido de la tolerancia, la bondad, la lealtad y el amor. Y muchas veces, la forma en que un alma gemela lleva a cabo esta misión, podría hacernos desear no haberla conocido. Por este motivo, antes de juzgar a tu pareja, pregúntate cual es la lección que debes aprender.