Sandra S. Burmeister G.
Escritora, investigadora, docente, cantautora y canal de lenguaje de luz.
Instagram @SBurmeisterG
En los últimos días me he preguntado ¿qué es la fe? Y me atrevo a descifrarla de la siguiente manera: La fe es un estado que está en línea directa al conocimiento de “algo” y no a la ignorancia del mismo. En la medida que tengo la certeza de ese “algo”, construyo mediante la experiencia. Por ende, me permito elegir si ese “algo” formará parte de mi convicción en virtud de la bondad, belleza y bienestar. Visto de otra manera, es la presencia primigenia que concierne al espíritu, a lo bueno y a lo sagrado.
A mi manera de ver las cosas, cuando un poder fáctico (relacionado, vinculado o instrumentalizado hacia dogmatismos y fanatismos religiosos) hace creer que la fe es ciega -en orden a dominar al rebaño perdido- es que está subestimando la inteligencia del ser humano(a), puesto que niega el derecho a la nutrición cerebral con variopintos saberes, no sólo por correspondencia a conceptos o teorías, sino al desarrollo integral entre el físico y la divinidad interior. Tampoco se trata de sostener un ideal existencial desde frases como: “si no lo veo, no lo creo” o “el que puede, puede”.
Dicho lo anterior, se podría pensar que el sentido de la fe está sujeto a un estado poético permanente e inherente a hombres y mujeres. Existiría un ingrediente divino para sustentar aquella afirmación y ser demostrada como algo tentativamente verdadero en un marco lógico. Y me refiero a lo que señala Alicia Origgi (2017) en su libro “María Elena Walsh o la coherencia del disparate”, cuando menciona que los niños y niñas buscan el componente rítmico ligado al cuerpo en la poesía, como el arte de evocar sensaciones, emociones e ideas mediante el uso juguetón de la lengua.
En aquel sentido, el verso estaría presente en la vida diaria repleto de certezas conectadas al cuerpo, mente y corazón. Dicho sea de paso, también la fe.
Según Alex López (2006), en el libro sobre ”Inteligencias Múltiples” de Howard Gardner, la inteligencia corporal tiene que ver con la capacidad de unir el cuerpo y la mente, para lograr el perfeccionamiento del desempeño físico (inteligencia kinestésica), debido a que el movimiento es el lenguaje innato de los niños y niñas. Y hago un alto aquí, rebobinando hacia mi pasado. La hiperactividad que me acompañó en mi primera infancia fue en extremo compleja, estando en un contexto familiar e histórico restringido, y luego en un sistema educativo militarizado.
La verdad es que todo está relacionado y el ser humano(a) se hace preguntas. El ejercicio físico se ejerce también en la mente incluso en estados de reposo, porque todo está conectado. Y lo menciona Mel Silberman (2006) en su libro “Aprendizaje activo”, al decir que el cerebro procesa la información de manera efectiva con reflexiones no sólo internas sino externas. Son las conexiones que se hacen las que estimulan al ser humano(a) versátil y creativo(a).
En relación a lo mismo, recuerdo que siendo una niña tenía la sensación de un rito sagrado al meterme en las zapatillas de punta para mi clase de ballet. Llegar a ese nivel tan deseado era algo efímero: ensayos y ejercicios que me llenaban los pies de ampollas, las que muchas veces se rompían, ardían, sangraban y se transformaban en callos. Durante toda la semana, soñaba con la llegada del sábado. Era una experiencia contradictoria, es decir, sentir el dolor en los pies y, al mismo tiempo, sentir el placer de elevarme.
Algo parecido me pasaba al deslizarme sobre patines y sentir la libertad corporal. El rito de atar los cordones en las botas con ruedas era algo que me conducía a nuevos niveles de conciencia en lo físico. ¡Qué maravilla reconocerse como seres multisensoriales y multidimensionales!
Otro ejemplo que viene a mi mente es el significado del vestuario que se usa en teatro. Muchas veces lo que calzan los pies llevan el peso del personaje encarnado en escena. Esto lo comento, porque me pasaba con los zapatos de charol que usaba al caracterizar un personaje para público infantil llamado Dorotea. Me ponía los zapatos y -la muñeca con trenzas de lana- renacía cada temporada. Era algo teatralmente mágico.
De alguna manera, la fe se instala en el cuerpo físico y es muy probable que sea en el peso que reciben los pies.
Como anécdota, hace tres años atrás me compré un par de patines. Quería volver a sentir la levedad. Por supuesto que al pararme sobre ellos tuve una sensación de inseguridad, pero poco a poco me fui soltando una vez que estuve en la cancha de patinaje con barandas. Y ¿te cuento un secreto? En los días de invierno de oscura cuarentena, me los puse y anduve dentro del departamento. Volvió la risa, la adrenalina y la levedad. Desde luego que mi joven hijo me vio con ojos de preocupación por posibles porrazos. Afortunadamente nada malo ocurrió.
Conforme a lo vivido, el impulso de abrazar la vida, rompiendo el peso de la edad cronológica que se lleva en los pies, permite despertar la percepción errónea que se ha tenido en cuanto al tiempo y observar la realidad de lo que uno(a) es como ser divino. Estar frente a un paradigma que invita a entender la importancia de vivir en el presente, podría ser muy revelador. Pero… ¡ojo!: no se trata de desechar todo lo aprendido o evitar visualizar algo grandioso. Un instante pasa a ser fecundo y auténtico cuando se reconoce el don.
Para concluir, cuando se procede en coherencia entre el pensar, sentir y actuar -o no actuar-, estamos en sintonía con el Universo al cual se pertenece. El deber de autorregularse sanamente para crear un entorno más amable, es algo que debe hacerse sin quejas…, tarea compleja. Y en tiempos difíciles como ahora, este salto evolutivo se adhiere al buen sentido del humor que facilita las cosas. Asimismo, cualquier advenimiento de fe se relaciona a lo concreto en el cuerpo físico, aun cuando su origen sea invisible ante los ojos biológicos.
Si alguien te ha dicho que la existencia humana se desvincula del goce bienaventurado, es que esa persona ignora por completo la existencia del espíritu antimateria, creador de la estructura atómica en la materia.
A propósito, hay una teoría interesante de investigar sobre el universo antimateria, que plantean científicos del Instituto Perimeter de Física Teórica de Canadá. Te invito a que lo indagues.