Por Boris Galvéz Llantén
Kinesiólogo integrativo
Co-Director Instituto Prana Kine www.pranakine.cl
Autor libro «Madre serpiente de la selva. Experiencias con ayahuasca» Mirada Maga Ediciones
Hoy en día el ser humano se ha dado cuenta que es mucho más que un cuerpo físico. Gracias a la conexión con nuestro Ser vamos entendiendo que somos seres multidimensionales y más complejos de lo que pensábamos.
Lo anterior, poco a poco, lo ha ido entendiendo la ciencia y la medicina. El primer modelo de salud fue el bio-médico, el cual se orientó en una enfermedad y no en la persona que la padecía. Este modelo le dio mucho poder a los médicos, exámenes, imágenes de laboratorio dejando a un lado lo psicológico, ambiental y social.
Luego, la investigación nos ha entregado mucho más. Nos ha demostrado la importancia del pensamiento dentro del proceso de una enfermedad. Nos a motivado a cambiar los hábitos que nos enseñaron cuando éramos pequeños. Nos ha llevado a entender que el ambiente puede condicionar nuestras vidas.
Debido a esto nace el segundo modelo que es bio-psicosocial. Una forma mucho mas abierta de entender los problemas y las personas. El cómo pienso, qué es lo que creo, como me llevo con mi familia, trabajo, etc, puede tener un importante rol dentro del proceso patológico.
A causa de esto la medicina ha cambiado su forma de pensar y actuar. Hoy en día este modelo debería ser más que una orientación teórica en nuestro país. Debería practicarse al 100% en todos los centros de asistencia de salud.
Hace uno años se ha comenzado a hablar del modelo bio-psicosocial y espiritual en países desarrollados. Esto nos lleva a pensar que el término espiritualidad debe ser parte de nuestras vidas y, de hecho, podría estar influyendo en nuestra salud.
La espiritualidad se puede definir de muchas formas a nivel teórico, no obstante una forma sencilla de verla es el concepto de lo sagrado o trascendental en nuestra existencia. Dicha información debería ser importante dentro de la vida de la persona, en donde todo personal de salud debería tenerla como punto de evaluación y tratamiento.
Lo anterior nos hace reflexionar sobre la enfermedad, la salud, la persona y lo trascendental. Es hora de unir todo y encontrar el tremendo propósito que nos mantiene en esta Tierra.