Por Lara Manqui
Coach ontológico / www.creatuvida.cl
Hoy recibí una carta indicando que estoy siendo «protestada»por una cuenta impaga de electricidad del mes de diciembre del año pasado. Estaría todo bien si no fuera por el hecho que pagué esa cuenta hace 4 meses. Sucede que registré de forma errada el cobro automático, y no me di cuenta hasta que me llamaron de la empresa de electricidad avisándome que no se había realizado el pago. Ese mismo día de febrero pagué la cuenta a través de mi banco.
Desde entonces he recibido incontables mensajes de texto, llamados, correos electrónicos y cartas indicando que aún estoy debiendo la famosa cuenta. He llamado varias veces a la central de atención e incluso he ido a la agencia donde me han dicho repetidas veces lo mismo: «el pago ya está registrado, está todo bien y no me llegarán más avisos». Sin embargo los avisos siguieron llegando para encontrarme con el día de hoy de tener una amenza de corte de luz ¡por no pago!
¡Estoy frustrada!…¡y muy enojada!
Aunque me dan unas ganas enormes de recrear la película “Un Día de Furia” por todo lo que me está pasando, claramente hacer esto no sería la forma óptima de lidiar con las emociones que estoy sintiendo. Vamos al fondo:
Como toda emoción, el enojo es una energía que generamos en nuestro cuerpo y dependiendo de su magnitud, esa energía puede ser una fuerza muy grande que puede llevarnos a actuar de forma destructiva hacia los ”culpables” de nuestra situación, como también hacia otros inocentes que, por mala fortuna, justo se encuentren en nuestro camino.
Sin embargo, si buscamos vivir una vida armoniosa debemos aprender a trabajar con nuestras emociones de manera tal que la energía que produzcamos la podamos descargar de forma saludable, es decir, algo que no nos perjudique a nosotros mismos ni a nuestro entorno.
Pero, ¿cómo podemos descargar una emoción de este tipo de manera saludable?
Hace poco tiempo atrás leí un artículo que citaba un estudio reciente de la Universidad de Iowa State, en el cual se demostraba que al descargar el enojo de forma agresiva (como pegarle a una almohada o gritarle al foco de nuestro enojo) sólo aumentamos la agresividad que estamos sintiendo y, por el contrario, no ayudamos a apaciguar esa emoción. Es decir, incluso si nos sentimos bien después de un acto agresivo de liberación, la verdad es que sólo estamos creando más emociones negativas con este acto, lo que no nos ayuda a volver al estado armónico que resulta fundamental para nuestra salud y necesario para un estado de felicidad.
El mismo estudio menciona que el distraerse es una alternativa, pero no de una manera que busque olvidar lo que nos está pasando (ya que en un estado de rabia eso es casi imposible), sino, mirar la situación desde otro punto de vista. Es decir, en vez de enfocarnos en el daño que tal persona o entidad nos ha infligido, podemos reflexionar sobre las otras víctimas que han sufrido el mismo mal, la misma transgresión. Esto permitiría que no nos tomemos los acontecimientos de manera personal, sino en forma más objetiva y de esta manera, salirnos de una posición de buscar venganza por una de buscar que las cosas sean más justas para todos. Esto resulta en que usemos nuestra energía de manera constructiva, ayudándonos a encontrar una solución.
Te invito a poner esta idea a prueba la próxima vez que tengas la oportunidad. Cuando un mal jefe te pida nuevamente realizar una tarea innecesaria o redundante, quizás te ayude que imagines a todos los que han tenido que lidiar con ese jefe y su mala administración o incluso más allá, todos quienes han tenido que lidiar con un mal jefe alguna vez. ¡Debemos ser muchos quienes hemos tenido que sufrir este tipo de penuria! Y seguramente hay personas que lo han sorteado bien.
En mi caso, me siento más acompañada al pensar así e imagino que innumerables personas han pasado por estos mismos problemas con esta empresa de electricidad y seguramente han sentido la misma (o más!) frustración que estoy sintiendo yo. Pero más allá de eso, desde esta posición me siento más tranquila al hablar con la central de asistencia al cliente, ya que tengo claro que esta persona no está empecinada en hacerme un mal a mí, sino que forma parte de un sistema deficiente y simplemente tenemos que encontrar una manera de superar los obstáculos que éste nos está generando.
Es cierto que esta forma de enfrentar situaciones perjudiciales no solucionará nuestros problemas ni hará que desaparezca mágicamente nuestro enojo, pero sí nos dará la oportunidad de calmarnos y elegir usar nuestra energía en construir algo beneficioso para nosotros mismos y para nuestra situación. Estoy segura, por ejemplo, que hacer realidad mis ganas de ir a quemar la agencia de servicio al cliente no me traerá nada bueno, y al revés, con la calma llego a un punto de vista más objetivo de mi situación y soy capaz de tomar acciones más asertivas.
Es probable que nunca dejemos de sentir rabia por situaciones donde sentimos que nos pasan a llevar, pero posiblemente podemos hacer que éstas tengan menos impacto en nuestra vida y sintamos que pasan más rápido. Al final si nuestro objetivo es ser feliz, cualquier herramienta que nos ayude a estar más cerca de esta meta es una herramienta valiosa, para guardar y apreciar.